La imagen de una mujer africana trabajando en el campo y acarreando a la vez a su bebé a la espalda es algo muy habitual en este continente. Una práctica que también se repite en países asiáticos o en sudamérica. Es la manera que estas madres tienen de conciliar su vida laboral y familiar.
El porteo, tan común en otras culturas, está de moda en nuestro país. Quienes lo practican sólo hablan de ventajas. Se puede portear a un bebé desde que nace hasta que tiene tres años. Este sistema para coger a tu hijo sin dañarte la espalda permite al recién nacido reproducir la vida que ha llevado hasta entonces dentro del útero. Entre madre e hijo hay más contacto. El pequeño puede sentir el corazón y la voz de su progenitora de una manera mucho más cercana.
Portear a un niño favorece además la lactancia. Al estar más en contacto se libera más oxitocina y se produce más leche materna. También evita los cólicos del lactante, un término desconocido en los países donde hace siglos se utiliza este sistema.
Existen diferentes técnicas para portear. Todo depende de la edad del pequeño y lo cómodo que resulte para el niño y la madre uno u otro sistema. Porque además se puede portear delante, en la espalda o en la cadera.
El fular es una de esas técnicas. Puede ser de tela o elástica. De Asia llegan los mai tais y luego están las bandoleras además de las mochilas ergonómicas. Todas ellas respetan una cosa muy importante, la postura del bebé. El pequeño debe estar siempre en posición de rana. Sus piernas han de dibujar una "m", con las rodillas a la altura de las caderas.
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