Viticultores y enólogos caminan estos días por unas viñas más flacas que otros años. La culpa, el tiempo durante el año, que no ayudó el momento de la floración.
No brotarán más racimos, pero si lloviera estos días, engordarían la uva y aumentaría un poco la cantidad global, que algunas Denominaciones de Origen ya cifran en que descenderán un 15% respecto a 2011.
Además, viene tardía por la sequía y porque no ha sido un verano caluroso en general, ya que las olas de calor no sirven para acelerar el proceso.