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Los bancos europeos se sientan en el banquillo de los examinados. Es la segunda vez que tienen que pasar por el tribunal, pero no todos acuden a la convocatoria. Dependen del país: España presenta al 95% de su sistema financiero, mientras que Alemania en torno al 60%.
¿De qué se examinan? De su capacidad de respuesta ante un posible escenario de tensiones económicas que combina una devaluación de la deuda pública, una caída constante de las bolsas y unos precios inmobiliarios en continuo descenso.
En este escenario hipotético, las entidades financieras han de pasar varias pruebas.
La primera evalúa el ratio de capital al cierre de 2010, incluyendo las ayudas públicas. Establecida esta base, se pasa a la segunda prueba, el auténtico examen: qué capital tendría la entidad en 2012 en el hipotético escenario de estrés.
Aquí no se tienen en cuenta las provisiones anticrisis realizadas por bancos y cajas, lo que ha sido criticado por España, pues perjudica la nota final de la banca española.
Esta llega en la tercera fase. Teniendo ya en cuenta las ayudas públicas públicas y salidas a bolsa acordadas antes del 30 de abril de este año, se establece el ratio de capital que ha de ser superior al 5%.
Las entidades que lo superen habrán aprobado el examen, quienes suspendan aún tendrán una reválida: la cuarta prueba.
En ella se tendrán en cuenta las provisiones anticrisis y las plusvalías de venta de activos. Si la ecuación superá el 5%, se aprobará. A quienes no superen el listón se les exigirá que capten más capital.