Lo primero que llama la atención es la inmensa torre de la Iglesia de Santa María Magdalena. Es un edificio del siglo XVI, aunque la portada y la torre son del XVIII. Está declarada bien de interés cultural.
Otra bella construcción es la Ermita de Sieteiglesias. El entorno donde se encuentra es un pequeño paraíso, gracias a la cercanía del río y a la exuberante vegetación.
Pero Matapozuelos no es solo bello en su conjunto, por sus monumentos o su entorno; sino también por la gastronomía. Matapozuelos es la “capital del conejo”, título que ostenta desde hace diez años. La iniciativa de un hostelero del municipio, secundado después por otros establecimientos, logró identificar la especialidad de la carne de conejo a la brasa con esta villa.