Mientras en Francia se ha materializado el cambio de tendencia, en Grecia se enquista aún más la crisis política e institucional tras las elecciones de este domingo. El conservador Antoni Samaras, el más votado, se reúne con el presidente de la República con muy pocas opciones de formar Gobierno.

Se termina el tiempo del tecnócrata Lucas Papademos en el Gobierno de la acrópolis y se abre un período de inestabilidad en Grecia que puede complicar aún más la crisis económica a nivel europeo.

El líder de Nueva democracia Antoni Samaras comienza la ronda de contactos para formar un Ejecutivo tras su exigua victoria de este domingo.

El popular obtuvo algo menos del 19 por ciento de los votos. Sus rivales tradicionales, los socialistas del PASOK se han visto relegados a la tercera fuerza política con apenas el trece por ciento. Ambos son los únicos partidos favorables a continuar con las exigencias de Bruselas para el programa de rescate y por primera vez no llegan a la mitad de los escaños del congreso entre los dos.

El plan de ayudas queda momentáneamente en el aire, tras el auge de los extremos. La Izquierda radical se ha convertido en el segundo partido en un parlamento en el que entran 21 diputados neonazis de Amanecer Dorado.

Así, prácticamente la mitad de la Cámara se compone de antieuropeístas. Con este panorama sólo aparece una posibilidad para que continúen los planes de rescate y de ajuste en Grecia: un gobierno de concentración entre populares y socialistas con apoyos puntuales de otros partidos. No obstante, esa unión se antoja difícil en Atenas, donde ya piensan en repetir las elecciones.