La música nos acompaña durante toda nuestra vida e influye notablemente en nuestro estado de ánimo. Desde que somos niños, es una herramienta fundamental para el desarrollo cognitivo. El primer contacto que tiene el ser humano con el sonido es "cuando estamos en el útero escuchando el sonido del corazón de nuestra madre", nos explica Isabel Muñoz, psicopedagoga y directora de Psicoéxito. A partir de ahí, siempre estamos rodeados de todo tipo de ritmos. 

Durante nuestros primeros años de vida es fundamental recibir un mínimo de formación musical, esto no necesariamente significa estudiar dicha disciplina, sino disfrutar de ella y prestarle atención. La violinista y educadora María San Miguel cree que como padre o como madre "puedes llevar a tu hijo a conciertos" e insiste en que "eso ya es darle una educación musical". 

Capacidades educativas

Hay estudios que apuntan a que los niños que tienen un mayor contacto con la música acaban desarrollando mejores capacidades educativas. A través de los sonidos y las canciones "podemos ponernos en contacto de manera transversal con las matemáticas" e incluso "mejorar la atención", dice Isabel Muñoz. 

A lo largo de nuestra vida vamos creando una banda sonora que nos trae recuerdos y que habla, realmente, de nosotros mismos y de nuestros propios orígenes. Muñoz asegura que las canciones "crean un sentido de pertenencia cuando las cantas en familia, lo que genera una conexión muy importante". 

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