Rubén Rondón es una de las mayores promesas de las artes marciales en nuestro país. Un campeonato del mundo y seis de España de muay thai, a nivel amateur, avalan la trayectoria de este vallisoletano de solo veinte años. Su éxito actual contrasta con las penurias vividas en el pasado. Sufrió acoso en el colegio y su padre le echó de casa. Ahora vive en Madrid, pero ha regresado por un día a Valladolid para contar a Castilla y León Televisión su historia de superación.
A base de golpear y sufrir, se ha hecho un hueco en el muay thai. Su récord actual es de cincuenta y dos combates con solo cuatro derrotas (ninguna de ellas por KO). Sin embargo, los peores reveses los ha sufrido lejos del ring. Rondón recuerda el acoso sufrido durante su infancia en un colegio del barrio de la Rondilla. “Venía a clase y ya se metían conmigo, empezaban a decirme cosas. Después, en el recreo, me empezaban a pegar y yo tenía que defenderme. Además me robaban el almuerzo. Lloraba porque no quería ir a clase”, reconoce.
En los años posteriores, el ambiente en su casa tampoco era mucho mejor. Las continuas peleas entre sus padres marcaron su adolescencia. Rubén optaba por “quedarse abajo con los amigos” hasta que terminaba de escuchar los gritos desde la calle. Durante un tiempo vivió junto a su madre en una pensión, pero el poco espacio disponible en la habitación le obligó a buscarse otra alternativa alejado de ella.
El punto de inflexión en su vida llegaba en junio de 2019 cuando decidía viajar solo a Azuqueca de Henares (Guadalajara) para participar en el mundial amateur de muay thai. Ganó el oro en su categoría, pero se encontró con una sorpresa al volver a casa: su padre no le dejó entrar en casa. Ahora, con la perspectiva que da el tiempo, Rubén cree que aquel mal trago le benefició en su trayectoria vital. “Si no fuera porque mi padre me echó, ahora no estaría aquí. Así que, en parte, se lo agradezco”, asegura.
Ahora, bajo la supervisión de Antonio Ricobaldi, Rubén se forja un futuro en Madrid. “Se fue a Madrid con un chándal. No tenía casi para pagarse el billete de tren, y ahora ha vuelto a su ciudad trajeado y seguro de sí mismo. Está triunfando en el mundo de la moda, aunque no descuida su preparación deportiva, ya que está compaginando la faceta de modelo con sus competiciones de muay thai”, apunta Ricobaldi, representante de varios referentes del mundo de los combates, entre ellos Poli Díaz. El mánager confía en que Rondón esté pronto “a un nivel alto a nivel internacional”. El joven, por su parte, sueña con una exitosa incursión profesional en las artes marciales mixtas, y se imagina dentro de unos años viviendo en Estados Unidos junto a su entrenador. Ambos apuntan alto y saben que el camino será largo. Pero si algo ha demostrado Rubén es una gran capacidad para encajar los golpes que da la vida.