Castilla y León no tiene un atractivo especial para los inmigrantes. Los datos lo demuestran. Sólo un 6% de los extranjeros que han decidido vivir en España lo hacen en nuestra comunidad. En los últimos catorce años es evidente que la población inmigrante ha aumentado. De las 18.000 personas en el año 2000 a las 146.000 en 2014. Los datos los ha facilitado hoy el sindicato Comisiones Obreras para dar visibilidad a un segmento de la población que con la crisis, aseguran, ha desaparecido.

El perfil del inmigrante en Castilla y León es un hombre, de 33 años y con familiares a su cargo. La población más numerosa es la de búlgaros. De hecho, el 18% de los ciudadanos con esta nacionalidad que hay en España, residen en Castilla y León. El 4% de los inmigrantes son rumanos. Les siguen marroquíes, colombianos, portugueses y dominicanos.

De los 146.000 extranjeros empadronados en Castilla y León, 81.000 son activos. 63.000 tienen un empleo y 19.000 están en el paro. Los extranjeros que llegan de los países de la Unión Europea se dedican a trabajos relacionados con la agricultura, la ganadería y la industria. Los extracomunitarios prefieren el cuidado de mayores y la dependencia.

Los últimos datos la Encuesta de Población Activa desvelaron que el desempleo es mucho mayor entre la población inmigrante, un 23%, frente a la española, un 16%.

Comisiones Obreras lamenta que, desde que empezó la crisis, se han ido eliminado de las diputaciones, ayuntamientos y administración regional los programas específicos para la atención a inmigrantes.