Los siniestros agrícolas cada vez son más comunes ante los cambios bruscos de tiempo. Las bajas temperaturas afectan a plantas que ya habían brotado. Este año la peor parte se la han llevado las D.O de Rueda y Ribera del Duero con indemnizaciones que rozan los 4.500 euros por hectárea.
La orografía, una reciente labranza o que se mantenga una capa vegetal debajo de las vides puede marcar la diferencia. En los campos castellanos y leoneses se puede observar a un lado una viña que roza una incidencia del 95% y a escasos veinte metros otra que no supera el 30%.
Para evitar estas situaciones y que las uvas no bajen del grado bajo cero que las seca, hay sistemas como las estufas de parafina o los ventiladores, aunque su alto coste lo hace inasequible para muchos agricultores.
Las heladas tardías, un problema al que los viticultores de Castilla y León seguirán expuestos hasta finales de mayo.
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