XXIII Congreso de la Asociación Europea de Dermatología y Venereología

Un nuevo tratamiento contra la urticaria reduce los síntomas desde la primera inyección

  • La nueva indicación del omalizumab funciona en pacientes que fracasaron con otros tratamientos y en casos de Urticaria Crónica Espontánea de moderados a severos

Eduardo Martínez. Ámsterdam
Aproximadamente una de cada 100 personas tiene urticaria crónica. Y se estima que casi la mitad de los pacientes que tienen UCE de moderada a severa no responden al tratamiento de primera línea. Por eso es tan importante el nuevo uso del omalizumab, que reduce rápidamente el picor y las ronchas desde la primera dosis inyectada. "Ha sido espectacular ver los resultados en cuanto a la rapidez de acción del fármaco y mantenimiento y la seguridad del mismo", asegura Esther Serra, dermatóloga de la Unidad de Inmunoalergología Cutánea del Hospital San Pau de Barcelona, que añade que "es un hito para nosotros abrir la puerta a quienes no responden al tratamiento base".

La Agencia Europea del Medicamento autorizó en febrero este nuevo tratamiento que "surge de la necesidad de los médicos que empezaron a usar el medicamento de forma experimental y, cuando vieron que era eficaz, forzaron un programa de desarrollo" señala Ana M. Gimenez Arnau, dermatóloga responsable de la Unidad de Inmunología-Alergia Cutánea del Hospital del Mar, de Barcelona.

DE LA ENFERMEDAD AL PACIENTE

Si los médicos impulsaron el primer ensayo clínico completo para la urticaria crónica espontánea es porque en los últimos años, ha habido un cambio de rumbo en su abordaje: de centrarse en la enfermedad a hacerlo en el paciente.

Y así ha quedado de manifiesto en el Congreso de la Asociación Europea de Dermatología y Venereología, celebrado esta semana en Amsterdam, Holanda. Allí se ha demostrado que están en marcha una serie de actuaciones para mejorar la calidad de vida de estos pacientes.

"Calidad de vida puede ser cosas tan sencillas como poder dormir tranquilo, controlar el picor y la seguridad del medicamento" describe la doctora Esther Serra, quien también destaca la novedad que ha supuesto el uso de escalas objetivas en las que el propio paciente valora la evolución de síntomas de la urticaria, como el picor y los habones que pueda tener. "Esto permite no sólo hacer un seguimiento, sino poder ver cómo actúa el tratamiento en nuestros pacientes", concluye Serra. "Al final, la calidad de vida es lo que cuenta", añade la doctora Gimenez Arnau, "la mejora en el confort del paciente en una enfermedad crónica que le va a dificultar las relaciones, vestirse, el tipo de calzado o la comida."

UNA ENFERMEDAD CASI HUÉRFANA

Los nuevos avances avalados en el congreso de Amsterdam son una gran noticia para el abordaje de la urticaria, una enfermedad incurable, poco conocida y llevada durante décadas por médicos que no eran expertos en ella. "Ha habido pacientes con la sensación de estar huérfanos. Se les invitaba a resignarse", recuerda Marcos Hervella, médico adjunto del Servicio de Dermatología del Complejo Hospitalario de Navarra.

La urticaria crónica espontánea afecta al 1% de la población, sobre todo gente joven de entre 20 y 40 años y en el doble de mujeres que de hombres. Si las ronchas y habones persisten durante más de seis semanas, se considera crónica. La enfermedad no tiene cura y se desconoce la causa última, pero tiene un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes que, a veces, presentan un cuadro depresivo, fruto de las alteraciones que sufren en su día a día.