Por la noche celebraron las últimas reuniones, cenaron, prepararon su cama y a descansar.
Y con los primeros rayos de sol la calma desaparece. Aún así, mientras unos desayunan, se ven en los periódicos, estudian o charlan otros apuran el sueño.
Es día laboral y toca cumplir. Eso sí, antes hay que limpiar la plaza, que es de todos.
Son una piña con respaldo de vecinos y comerciantes de la zona. Avanza la mañana y hay que renovar carteles e intendencia. La comodidad no la aporta un colchón, nace de la solidaridad de todos. Y avisan, la dureza del suelo no les debilita.