Dominique Strauss Kahn saldrá este viernes de prisión tras pagar una fianza millonaria. Hasta que la justicia vuelva a citarle, vivirá en Nueva York bajo arresto domiciliario y entre fuertes medidas de seguridad. Pero la batalla judicial contra el ex jefe del FMI no ha hecho más que empezar.
Para Strauss-Kahn ésta ha sido su última noche en el penal de Rikers Island. Sus abogados se han empleado a fondo y finalmente han logrado su objetivo: sacar a su cliente de la cárcel mientras preparan su defensa. Un alivio para el ex director del FMI, que deberá cumplir las duras condiciones que le ha impuesto el juez.
Libertad bajo fianza de un millón de dólares y un aval de cinco más. Deberá llevar siempre un brazalete electrónico para estar las 24 horas del día localizado, y bajo la vigilancia permanente de un guardia armado, que el propio Strauss Kahn deberá pagar de su propio bolsillo. Vivirá en un piso que su esposa, la periodista francesa Anna Sinclair, ha alquilado en Manhattan.
"En representación de mis compañeros quiero expresar nuestra satisfacción porque el juez haya tomado esta decisión. Es un gran consuelo para la familia poder estar junto a él", ha asegurado uno de sus abogados, William Taylor.
Pero Strauss-Kahn tiene por delante una larga y dura batalla legal. "El jurado ha considerado las pruebas que se han presentado desde mi oficina suficientes como para llevar a juicio al acusado". Son las palabras del fiscal de Manhattan justo después de conocerse que Strauss Khan está acusado de siete delitos, entre ellos, los de intento de violación y abuso sexual. Será un jurado formado por 12 personas elegidas por sorteo el que se encargue de juzgarle.
La próxima vista se celebrará el 6 de junio.