La mala fortuna se cruzó en su camino hace un tiempo en forma de accidente. Les cambió la vida y desde hace bien poco juegan al pádel sobre ruedas. Han encontrado en este deporte un hobby que les ha atrapado, juegan casi todos los días y alguno ya compite a nivel nacional.
Y las reglas no difieren prácticamente en nada del habitual; solo se diferencian en que la bola puede dar dos botes en vez de uno. Por ello, los monitores tan solo tienen que adaptar un poco su método de trabajo, pero tampoco mucho porque la dinámica es muy parecida.
Las esquinas y las paredes son su punto negro, debilidad que suplen con técnica. Otras barreras no las pueden superar con habilidad, las sillas adaptadas son tan caras (superan los 2.500 euros) como necesarias. Por eso, desde la asociación Aspado agradecen el apoyo de la Fundación Mapfre piden algo más de ayuda para seguir creciendo, para seguir siendo héroes.