Pese a que el registro de una marca no sea una obligación, otorga al propietario un derecho de exclusividad y excluyente del uso de la misma. El objetivo es evitar que terceros hagan uso de ella y eso cause un perjuicio para la empresa propietaria. Pero no existe un registro único, en España hay una categorización dividida en cuarenta y cinco epígrafes en función del sector económico.
La oficina de patentes y marcas permite el registro tanto de forma presencial como telemática y, en caso de que se conceda la marca, la renovación se hará cada diez años.
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