El presidente sirio ha roto su silencio. Entre vítores y aplausos Bshar Al Assad ha dado un esperado discurso. Apoyará las reformas que piden los sirios, pero asegura que las peticiones de los manifestantes representan sólo a una minoría.
Denuncia que los disturbios son una conspiración internacional contra su país y los países árabes que han sido alentadas por las televisiones satélites extranjeras y las redes sociales.
También asegura que no hubo orden de atacar a los manifestantes. Una opinión muy distinta de la que tiene la comunidad internacional, que ha condenado de manera unánime la violenta represión del estado, aunque descarta intervenir en Siria.
Según la organización Human Rights Watch, al menos 61 personas han muerto a manos de las fuerzas de seguridad desde que comenzaron las movilizaciones.