Gerona ha sido la primera provincia en la que los pacientes se han encontrado con la factura de lo que cuestan sus tratamientos médicos. No van a pagarla, pero es un ejercicio de concienciación para que se hagan una idea de lo que cuestan al sistema y acabar así con el abuso de fármacos y con la automedicación.
Esta medida ha empezado de forma experimental en 22 centros de salud gerundenses y en los próximos meses se va a extender a toda Cataluña. Nada cambia, la población activa seguirá pagando el 40% del coste del medicamento y para los pensionistas continuará siendo gratuito.
La pega para extenderla al resto de comunidades autónomas, como Castilla y León es que la complejidad administrativa de poner en marcha la receta electrónica, cueste más que el supuesto ahorro a largo plazo.