En España un 3,7% de los presos está diagnosticado con enfermedad mental. Aproximadamente unos 2.000. En Castilla y León 40. En ocasiones ese diagnóstico llega desde el exterior, pero en otras es en la cárcel donde certifican la enfermedad.
Los servicios sanitarios penitenciaros, formados por 500 médicos y enfermeras, se encargan de reedirigir y rehabilitar a este tipo de internos para que "una vez que salgran de prisión", según José Manuel Arroyo, subdirector general de Coordinación de Sanidad Penitenciaria, "sean derivados al circuito asistencial adecuado con el fin de que no se desestabilicen más y regresen de nuevo a prisión".
A pesar del buen trabajo de estos profesionales sanitarios, desde FEAFES Castilla y León (Federación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental), la cárcel no es el mejor lugar para este tipo de personas. Para Jesús Corrales, Presidente de FEAFES en Castilla y León "lo ideal sería disponer de otro tipo de centros. La mitad de las personas que están ahora mismo en el sistema penitenciario español tiene problemas de salud mental". Corrales añade que "es vital recuperar socialmente a este tipo de presos. Las necesidades sociosanitarias que tienen son muy difíciles de cubrir en una prisión".
En las prisiones españoles se cubre la Atención Primaria a los presos. Para la Atención Especializada se les deriva a los hospitales. Pero esa Atención Primaria debería llevarse a cabo por los sistemas sanitarios de cada comunidad autónoma. Así se establece en la disposición adicional VI de la Ley de cohesión y calidad de 2003, fecha en las que las comunidades asumieron las competencias en Sanidad. Según Arroyo "la verdad es que las comunidades autónomas han tenido poco interés en asumir esa parte de la transferencia, salvo el País Vasco."
Desde FEAFES están luchando para conseguir que en el texto de la reforma del Código Penal desaparezca el término "peligrosidad" asociado a enfermedad mental. "Delito y enfermedad no están relacionados", cuenta José Manuel Arroyo, "no tiene que ver una cosa con la otra. Está clarísimo que el enfermo mental no es el grupo social que comete más delitos".