Uno de cada cuatro pequeños comercios en los últimos años ha cerrado en Castilla y León. Un sector que da trabajo a más de 130.000 personas en la comunidad y que a sus problemas tradicionales, como la competencia con las grandes superficies, ahora se suma el cambio climático.
Los cambios de temperatura y el incipiente fin de la estacionalidad supone un quebradero de cabeza para el comercio textil. En noviembre y diciembre no hacía el suficiente frío como para vender abrigos y ahora, que debería empezar la campaña de primavera, han vuelto a bajar las temperaturas.
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