María es inventora y ahora la embajadora de una urna que crea vida a partir de las cenizas de un familiar. "Lo excepcional es que es el único en el mundo que modificando el PH de las cenizas consigue que algo dañino para el planeta, sea algo que beneficie y nutra una planta", asegura María Cotoruelo.
La urna es una pieza de cerámica única, en la que tras introducir las cenizas y unos nutrientes, la semilla empieza a germinar. También cuenta con una lámpara que aportará calor los primeros días. Lo ingenioso es que logran que la ceniza forme parte de la planta, algo que teniendo en cuenta las características de las cenizas parecía imposible. Pero tienen la patente en 157 países y un laboratorio certifica que esa planta que podemos tener tanto en interior como en exterior tenga parte de nuestro ser querido. "Detrás de esta urna hay ciencia, innovación, arte y 10 años de desarrollo", afirma María.
El proyecto surge en Baleares y está empezando a comercializarse en Castilla y León. Confía en que en un futuro cercano esta sea una alternativa al entierro tradicional.
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