El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha anunciado que su país transferirá el mando de la operación en Libia a la OTAN el próximo miércoles. No obstante, ha garantizado que Washington continuará apoyando el esfuerzo de la comunidad internacional en el país árabe.
Obama ha indicado que con este traspaso Estados Unidos ha cumplido con lo que prometió desde el comienzo de la intervención. "Dije que nuestro papel sería limitado; que no pondríamos tropas terrestres en Libia; que nuestras capacidades se centrarían en la primera fase de la operación; y que transferiríamos la responsabilidad a nuestros aliados", ha recordado.
No obstante, ha garantizado que su país continuará apoyando las operaciones militares amparadas por la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que avala la adopción de "todas las medidas necesarias" para proteger a la población civil de los ataques de las fuerzas del mandatario libio, Muamar Gadafi.
"Estados Unidos jugará un papel de apoyo, incluyendo apoyo logístico y de Inteligencia, asistencia de búsqueda y rescate y las capacidades para cortar las comunicaciones del régimen (de Gadafi)", ha aseverado, en un discurso ofrecido desde la Universidad de Defensa Nacional.
En este sentido, ha subrayado que aún queda mucho por hacer en Libia. "Esto no quiere decir que nuestro trabajo haya terminado", ha dicho, al tiempo que ha adelantado que Estados Unidos asistirá a la población libia, "que necesita alimentos para los hambrientos y cuidados médicos para los heridos"; y se encargará de custodiar los 33.000 millones de dólares (23.446 millones de euros) embargados al régimen de Gadafi, ya que "ese dinero pertenece al pueblo libio".
Asimismo, ha mencionado los logros de la coalición internacional, que ha parado "el mortal avance de Gadafi". "Hemos golpeado a las tropas de Gadafi en Ajdabiya, permitiendo a la oposición marchar sobre ella. Hemos golpeado sus defensas aéreas, lo que ha allanado el camino para la zona de exclusión aérea. Nos hemos centrado en los tanques y recursos militares que habían estrangulado las ciudades", ha relatado.
El objetivo de la misión
El presidente se ha encargado de despejar las dudas sobre la finalidad de la misión libia, al explicar que su objetivo es proteger a los civiles, tal y como ha avalado Naciones Unidas, y no derrocar a Gadafi, pese a las acusaciones esgrimidas por el régimen libio tras los bombardeos contra la residencia del mandatario en Trípoli.
"Incluir el cambio de régimen en nuestra misión sería un error (...) Si tratamos de derrocar a Gadafi por la fuerza, nuestra coalición se escindiría", ha dicho.
Sin embargo, ha reconocido el inicio de las gestiones a nivel político para conseguir su salida del poder. "Por supuesto, no hay ninguna duda de que Libia y el mundo estarían mejor con Gadafi fuera del poder. Yo, junto con otros líderes mundiales, hemos abrazado ese objetivo y lo perseguimos activamente sin medios militares", ha revelado.
Así, ha indicado que lo único que cabe hacer en este sentido es "trabajar con otras naciones para acelerar el día en que Gadafi abandone el poder". "Debería estar claro para los que rodean a Gadafi, y para todos los libios, que la historia no está de su lado. Con el tiempo y el espacio que le hemos dado al pueblo libio, será capaz de determinar su propio destino", ha remachado.
EEUU no puede 'hacer la vista gorda'
El mandatario ha justificado la implicación de Estados Unidos en el conflicto libio, señalando que en todo momento ha actuado al amparo de Naciones Unidas y en coordinación con una amplia coalición. "Esto incluye a nuestros aliados -- Reino Unido, Francia, Canadá, Dinamarca, Noruega, Italia, España, Grecia y Turquía--, y a socios árabes como Qatar y Emiratos Árabes Unidos", ha indicado.
Además, ha recordado el papel que Estados Unidos ha jugado históricamente como "soporte de la seguridad mundial y defensor de las libertades humanas". "Cuando nuestros intereses y valores están en juego, tenemos la responsabilidad de actuar. Esto es lo que ha pasado en Libia en las últimas seis semanas", ha aseverado.
"Es cierto que Estados Unidos no puede usar su capacidad militar allá donde haya represión, pero ese no puede ser un argumento para no actuar nunca como es correcto (...) Otros países pueden hacer la vista gorda con las atrocidades. Estados Unidos es diferente", ha continuado.
En este sentido, Obama ha indicado que "un fallo de actuación" en Libia, podría tener un "alto precio" para la nación norteamericana, ya que se trata de un país "cuyo líder demoniza a Estados Unidos". "A veces el curso de la historia plantea retos que amenazan la seguridad común, no son solo nuestros problemas, pero deben ser resueltos", ha afirmado.
Las diferencias con Irak
No obstante, ha marcado distancias respecto a la intervención en Irak, asegurando que la intervención en Libia, no solo está respaldada por la comunidad internacional, sino que no contempla una ocupación del país, lo que contribuiría a alargar la operación y a elevar los costes económicos y humanos.
"Para ser franco, no seguimos ese camino en Irak. Gracias al extraordinario sacrificio de nuestras tropas y a la determinación de nuestros diplomáticos estamos esperanzados por el futuro de Irak. Pero el cambio de régimen ha llevado ocho años, cientos de vidas estadounidenses e iraquíes y cerca de un millón de millones de dólares. Esto es algo que no queremos repetir en Libia", ha confesado.
A pesar de ello, ha destacado el compromiso de Estados Unidos con los movimientos democráticos en la región. "Damos la bienvenida al hecho de que la historia se está moviendo en Oriente Próximo y el Norte de África, porque dondequiera que la gente busque ser libre, va a encontrar un amigo en Estados Unidos", ha aseverado, al recordar que ese es el verdadero liderazgo de la nación norteamericana.