Ventosa de San Pedro es una pequeña localidad de 12 habitantes de las Tierras Altas de Soria, bañada por el río Ventosa, del cual toma el nombre. Como el resto de pueblos de la comarca, se caracteriza por una cultura pastoril. La trashumancia, como forma de vida, está muy presente en la gastronomía. El cordero es uno de los ingredientes estrella y se come en caldereta y las migas, acompañadas de chorizo y torrezno curado, es uno de los platos protagonistas de estas frías tierras.
Cuenta con una zona de hayedos, robledales y praderas donde fructifican numerosas especies de hongos, entre ellos, los níscalos, boletus o Setas de Pie Azul, que dan lugar a platos característicos de la zona.
Las edificaciones están agrupadas entre sí. La arquitectura de sus edificios se caracteriza por el empleo de piedra natural como material predominante, con callejuelas estrechas para proteger sus calles de los fríos vientos del norte. Las viviendas son elementales y sobrias, propias de una economía débil basada en la ganadería.
Como pueblo enclavado dentro de la ruta de las icnitas hay que destacar su yacimiento de San Roque situado junto a la ermita del mismo nombre y declarado Bien de Interés Cultural. Una réplica de iguanodón señala el lugar donde se observan las 18 huellas fosilizadas de un dinosaurio tridáctilo, perfectamente definidas.
Destaca también, por estar dentro del término de la localidad, el despoblado de Rabanera, declarado igualmente Bien de Interés Cultural. Se trata de un poblado de época celtibérica, caserío en época romana Alto y Bajo Imperial, y despoblado medieval. Del Hierro II conserva restos de un gran bastión habilitado en su interior que se proyecta en muralla hasta cerrar el flanco norte. Por su exterior un foso. Al norte de la muralla están las ruinas de la ermita medieval; junto a ella pasa una antigua calzada romana que atraviesa el hábitat medieval de este a oeste; su origen podría remontarse a época antigua.